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Todos los sistemas, componentes y estructuras, en función de su diseño, construcción y condiciones ambientales y de operación, se ven afectados, en diferente grado, por alguna forma de degradación y envejecimiento. Esto hace que la vida operativa de los equipos sea, por lo tanto, muy diferente de unos a otros. El deterioro debido al envejecimiento sufrido por los principales componentes se controla y mitiga mediante la implantación de planes de inspección y de gestión de vida, garantizando que se mantienen los mismos niveles de seguridad y de calidad en la operación.
El objetivo fundamental de las actividades de inspección es garantizar la integridad física y estructural de los sistemas y componentes de las instalaciones industriales. Para ello se deben estudiar las áreas más críticas, los fenómenos degradatorios que les pueden afectar y las técnicas de vigilancia que nos permitan determinar la existencia de degradaciones y su extensión. Por tanto, la implantación de un plan de inspección implica la elaboración de un Manual de Inspección, la realización de los ensayos no destructivos y pruebas recogidos en éste y la evaluación de los resultados.
Además, para gestionar los planes de inspección basados en el propio manual, es necesario contar con herramientas de apoyo para poder realizar un seguimiento correcto del plan de inspección de la planta, permitiendo evaluar los resultados y actualizar el plan en base a estos.