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Tradicionalmente se ha asociado la automatización de procesos industriales con la pérdida de empleo. Se repasan algunas situaciones históricas donde, en algunos casos, afianzan esta teoría, mientras que en otros la contradicen. Se proponen ideas que permitirían no sólo implantar la automatización, sino potenciarla al máximo mediante el uso del personal que inicialmente sería desplazado.
Desde la llamada revolución industrial siempre estuvo presente la percepción de que las máquinas al eliminar o, al menos, minimizar muchos de los errores y problemas asociados al ser humano, terminarían por reemplazarlo. Esta creencia, aunque evolucionada, se mantuvo y cobró nuevamente fuerza cuando la automatización de procesos industriales tomó relevancia en los años 90.
Una revisión histórica refrescará los temores enfrentados y las soluciones utilizadas, así como aquellas ideas fallidas o cuyos beneficios no se alcanzaron tal y como fue previsto.
Con base al pasado, se visualizan algunos escenarios donde las oportunidades de potenciar el recurso humano surgen precisamente de la liberación del trabajo rutinario que ocasiona la automatización en la industria de proceso.