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La legislación vigente para el control de accidentes graves, en particular el Real Decreto 1196/2003 [1], establece en su artículo 4.4.4 que el análisis cuantitativo de riesgos (ACR) y los elementos de fiabilidad asociados al mismo (estimación de frecuencias de sucesos iniciadores y accidentes finales) pueden ser herramientas clave en la gestión del riesgo cuando así se estime oportuno. Normalmente la exigencia de un ACR y la aplicación de técnicas probabilísticas viene motivada por la presencia de elementos vulnerables dentro del radio de acción de los efectos en caso de accidente. Habitualmente se utiliza la Zona de Intervención (ZI) como radio de afectación, tal como viene definido en el Real Decreto 1196/2003, para tomar una decisión de este tipo.
LAS TÉCNICAS PROBABILÍSTICAS requeridas para un ACR han cobrado un nuevo impulso con la implantación paulatina de los sistemas instrumentados de seguridad (SIS), tal como vienen establecidos en la norma UNE-EN 61511 [2]. En determinados casos de selección SIL puede ser requerido un detallado estudio LOPA (Layer Of Protection Analysis), en el que se evalúen las frecuencias y los daños derivados de accidentes finales, considerando la probabilidad fallo de las diferentes capas de protección que incorpora el proceso. También el nivel SIL de cada función instrumentada puede realizarse utilizando una asignación basada en frecuencia objetivo [3]. Para ello es necesario especificar los valores de frecuencia de accidente final que no pueden ser superados, considerando las salvaguardas que incorpora el proceso.