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En la década de los 70, como consecuencia del incremento de los costes energéticos provocados por la subida de los precios del petróleo, se hizo necesario plantear tratamientos alternativos a los procesos biológicos aerobios que resultaran más económicos. En este contexto, comenzaron a desarrollarse fuertemente los tratamientos biológicos anaerobios para el tratamiento de efluentes con alto contenido en DQO soluble, como complemento y/o alternativa a los procesos biológicos aerobios.
Los procesos anaerobios han evolucionado del tal modo que han abandonado su carácter de mera tecnología productora de un biogás aprovechable para consolidarse como tecnología de depuración de aguas residuales, en conjunción o como alternativa a los procesos aerobios. La propia IPPC aclara que no son procesos excluyentes, sino compatibles.
En la actualidad la concienciación empresarial, la demanda pública y la lógica presión administrativa, materializada en la Directiva IPPC, están requiriendo el desarrollo e implantación de tecnologías de tratamiento de efluentes compactas, eficaces, flexibles y de bajos costos de explotación, que aseguren a los responsables de la empresa contra posibles conflictos con la Administración.
En este contexto, y teniendo únicamente en cuenta su uso para el tratamiento directo de aguas residuales, la tecnología anaerobia está ampliamente extendida y en constante desarrollo (sectores papelero, cervecero, agroalimentario, farmacéutico, petroquímico, etc.).