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¿Producir papel sin utilizar prácticamente agua? ¿Eliminar las emisiones asociadas a la fabricación de papel? ¿Producir celulosa a bajas temperaturas con un mínimo de energía? Parece ciencia ficción, pero forma parte de los conceptos de innovación tecnológica que el sector papelero europeo ha puesto sobre la mesa, mediante la aplicación de tecnologías rompedoras, para dar un salto tecnológico sin precedentes de aquí a 2050.
Este salto tecnológico en el que trabaja la macro-industria de la cadena del papel española y europea no es un salto en el vacío, sino que apunta en una dirección muy definida. Está al servicio de una visión muy clara de su futuro: como bioindustria del bosque, será en 2050 el sector clave de la nueva bioeconomía.
Con más habitantes en el planeta y mayor riqueza per cápita, los consumidores de 2050 serán cada vez más conscientes de las presiones sobre los recursos y la necesidad de eficiencia. También esperarán una mejor funcionalidad de los bienes, con una menor huella de carbono. Las TIC jugarán un papel cada vez mayor, mientras que la nanotecnología, biotecnología y la inteligencia artificial remodelarán la sociedad de formas que hoy no podemos siquiera imaginar.