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La biorrefinería, por analogía con la refinería petrolífera, se define como una instalación en la que se integran diversos procesos y tecnologías para producir, a partir de biomasa, múltiples productos, tales como combustibles, materiales, productos químicos, calor y electricidad. La materia prima de la biorrefinería es la biomasa, una materia prima renovable. La transformación de la biomasa en bioproductos requiere, en general, un procesamiento previo que convierta los polímeros que la integran en elementos más simples (monosacáridos o gas de síntesis) que puedan servir como sustratos de esas transformaciones. En el caso de la lignocelulosa, se contemplan dos tipos de procesamiento, la hidrólisis y la gasificación, cada uno de los cuales define una plataforma tecnológica, la de azúcares y la termoquímica, respectivamente. La conversión de los productos del procesamiento de la biomasa en los bioproductos finales puede ser llevada a cabo mediante procedimientos biotecnológicos (fermentación) o químico-catalíticos. Algunos de los bioproductos químicos más relevantes se incluyen a modo de ejemplo. Finalmente, se hace un breve recorrido por las actividades que Tecnalia lleva cabo en el ámbito de la biorrefinería.
Antes del siglo XX el desarrollo económico estaba sustentado por la biomasa y los minerales. Esta situación cambió con el descubrimiento de enormes reservas de petróleo y el desarrollo de métodos de extracción económicamente eficientes, lo que permitió disponer de una fuente barata de energía y materias primas, e hizo que a lo largo del siglo XX el petróleo desplazara a la biomasa como base del crecimiento económico. Sin embargo, la incertidumbre en el suministro y precio, así como la dificultad para establecer un modelo de desarrollo económico y medioambientalmente sostenible, son debilidades asociadas a las economías que dependen completamente del petróleo, caso de la inmensa mayoría de los países industrializados [1]. Y la industria química no es ajena a estos problemas. El consumo de petróleo en la industria química supone, aproximadamente, el 15% del consumo total del mismo: 10% como materia prima y 4-5% como combustible. Por tanto, la industria química está basada en gran parte en una materia prima cuyo suministro y precio no controla; una materia prima no renovable que, básicamente, se quema. En consecuencia, la búsqueda de materias primas alternativas puede considerarse como un objetivo estratégico para la industria química, surgiendo la biomasa, por su abundancia y sostenibilidad, como la alternativa más obvia.