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En el presente artículo, continuación del publicado en el número 8 (enero 2014) de esta misma revista, se presentan los resultados alcanzados a escala de planta piloto de la tecnología para la inertización de los lixiviados de vertederos basado en el contacto entre fases dispersas (ILFD). Esta tecnología, además de minimizar el consumo de reactivos, introduce un nuevo modelo de gestión de los efluentes de un vertedero (biogás y lixiviados), ya que las necesidades energéticas para su operación se pueden suplir mediante el uso de los gases de escape de motores de cogeneración a biogás típicos en este tipo de instalaciones.
Uno de los aspectos más engorrosos en la gestión integral de un vertedero de residuos sólidos urbanos o en una instalación de tratamiento de los mismos es el lixiviado. Este líquido, que constituye un agua compleja y altamente contaminante, procede principalmente de la degradación de la materia orgánica, a lo que se suman otros líquidos presentes en los residuos, aguas de lluvias, etc.
Su aspecto es de color oscuro, de olor fuerte y penetrante, fluido y, en zonas de acumulación y/o estancamiento, presenta una capa superficial de varios centímetros de espuma.
La composición media de estos líquidos varía considerablemente según áreas geográficas, edad del vertedero y tipo de residuo depositado en el mismo, pero todos coinciden en una alta carga orgánica, DQO y DBO5, su principal factor contaminante.
Los parámetros básicos de caracterización de un lixiviado serán, además de los dos citados, la concentración de sólidos disueltos y en suspensión, dureza, concentración en fosfatos y nitratos, etc.