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La innovación en los procesos productivos está a la orden del día tanto para seguir siendo competitivos como para poder seguir ofreciendo lo último al cliente o consumidor. Los que nos encargamos de la seguridad, también debemos estar a la altura. El proceso productivo se beneficia de una seguridad actualizada tanto a nivel de costes como de imagen o recursos humanos.
En sentido físico, una explosión es una simple reacción de combustión. El gran peligro, sin embargo, es la gran velocidad de reacción. La temperatura aumenta en fracciones de segundo, y la sobrepresión se incrementa muy rápido, causando potencialmente daños catastróficos a los componentes de los equipos y poniendo en peligro a personas. A diferencia de un fuego, no es posible “salir corriendo” de una explosión a causa de la elevada dinámica. Esta circunstancia hace que el campo de la protección de las explosiones sea muy importante.
Las medidas de protección de explosiones se pueden dividir en grupos diferentes. Varias medidas tienen como objetivo, en primer lugar, eliminar la posibilidad de una explosión. Esto se puede hacer mediante la prevención de la formación de una atmosfera explosiva, o también por la prevención realmente eficaz de las fuentes de ignición. Pero, además, hay instalaciones o procesos donde ocurren y convergen condiciones en las que una explosión no puede ser realmente prevenida. Para garantizar también la seguridad en estos casos los componentes del equipo deben ser diseñados para que, aunque tenga lugar una explosión, no haya daños. Desde que la protección se tiene en cuenta en la construcción de los equipos, nos referimos a esta área como `Protección constructiva de explosiones´.