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La crisis de la explotación de los recursos naturales afectan a nuestro planeta, pero de igual manera los desechos de los recursos que explotamos generan una gran contaminación. Existen varios desechos toxicológicos, tanto para los humanos como para el planeta; uno de ellos son las colillas de cigarros. Las colillas de cigarros consumidos pueden tardar de 18 meses a 10 años en degradarse, dependiendo de las condiciones ambientales en las que éstas se encuentren. Otro grave problema al que nos exponemos los seres vivos y el planeta es que dichos desechos contienen una pequeña cantidad de toxinas, como el plomo, cadmio y arsénico, que son absorbidas, junto con otros contaminantes, por el suelo, el agua e, incluso, ingeridas por animales.
Por todo lo anterior, este proyecto busca realizar anticorrosivos que sirvan para aumentar el uso efectivo de manera económica de los metales, evitando el reemplazo prematuro de estas piezas sometidas a un desgaste por distintos factores o agentes externos a ellas, realizando así un reciclaje a las colillas, buscándole un uso en la ingeniería y en la vida diaria. Pero, ¿qué es un anticorrosivo?, ¿cómo realizaremos dichos anticorrosivos?, ¿cuál será el mejor? Estas dos últimas preguntas las contestaremos más adelante, en la metodología y conclusiones de dicho proyecto en marcha.
Introducción
Un material anticorrosivo es una sustancia que sirve para proteger una superficie de un proceso de degradación llamado corrosión, provocado por la acción química o electroquímica. La corrosión causa un enorme daño a la economía de los países. Esto se manifiesta en la pérdida irreversible anualmente de millones de toneladas de metales. Por ejemplo, a causa de la corrosión se pierde cerca del 10% de todo el metal ferroso producido. En una serie de industrias, aparte de las pérdidas, los óxidos de los metales, formados como resultado de la corrosión, impurifican los productos. Para evitarlo se generan gastos adicionales, especialmente en la industria alimenticia y en la fabricación de reactivos químicamente puros etc. [1, 2, 3, 4]. En la actualidad, México cuenta con alrededor de 14 millones de fumadores que consumen un aproximado de 250 millones de cajetillas de cigarros al año, dando como resultado la enorme cantidad de 50.000 millones de colillas. Desafortunadamente, la mayoría de éstas no terminan en un bote de basura, sino en las calles, playas, bosques y otros lugares [5]. Es tiempo de tomar conciencia y de sensibilizar a aquellos que tienen este mal hábito. Asimismo, buscar un uso productivo a estos desechos.