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Desde junio de 2007, fecha en que entró en vigor el Reglamento relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y preparados químicos -conocido mejor por su acrónimo REACH-, la industria química, y la totalidad de los sectores industriales productivos, han afrontado todo un reto.
Se han cumplido ya siete años desde que la industria química y la mayor parte de los sectores industriales productivos se enfrentase a los primeros pasos marcados por la entrada en vigor del Reglamento (CE) 1907/2006, relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y preparados químicos, más conocido como el Reglamento Reach. Empresas dedicadas a la construcción, la transformación de metales, el sector textil, la producción de combustibles o la industria electrónica, han visto cómo su vocabulario empresarial se ha ido enriqueciendo con palabras como registro, uso identificado, escenario de exposición, restricción, autorización, etc. Dicho reglamento, que persigue establecer mecanismos que garanticen el uso seguro de las sustancias químicas a lo largo de todo su ciclo de vida, mediante un mejor conocimiento de los peligros que plantean y de la implantación de medidas eficaces de gestión del riesgo, no está exento de complejidad ni de costes, por lo que constituye una de las principales preocupaciones de todas las empresas afectadas.
Para la mayor parte de la industria no ha sido fácil entender cada uno de los conceptos que el Reglamento REACH introdujo en junio de 2007, y mucho menos realizar los cambios de mentalidad, funcionamiento e, incluso, procesos que su aplicación ha supuesto en algunos casos. La complejidad del reglamento, con un contenido claramente toxicológico y relacionado con la evaluación de peligros y de riesgos de las sustancias químicas, se aleja de la actividad y experiencia de la mayoría de las empresas afectadas, lo que hace que la adaptación a estos nuevos requisitos haya resultado lenta y dificultosa, a la vez que ha llevado asociados unos costes elevados.