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Se describe la situación actual del consumo, producción, recursos extraíbles y reservas probadas mundiales de gas natural y de petróleo; se comentan los criterios geológicos que soportan la trascendencia de los hidrocarburos no convencionales como recurso energético, y las implicaciones que pueden tener para el futuro de la humanidad.
Los hidrocarburos no convencionales son ya una realidad energética: son recursos económicos globales que albergan grandes volúmenes de energía. Aunque su producción y comercialización se encuentra todavía en un estado incipiente, está alterando los delicados equilibrios comerciales hasta ahora existentes, y posiblemente cambie el futuro energético de la humanidad, propiciando un más amplio acceso a la energía.
Los hidrocarburos no convencionales representan una nueva frontera que el conocimiento humano acaba de alcanzar. La consecuencia inmediata ha sido el aumento de los recursos (y en el futuro de las reservas) de hidrocarburos. No es nada nuevo en la historia: siempre que el conocimiento humano sobre un determinado recurso geológico (y no geológico) crece, aumentan las reservas de dicho recurso.
Al respecto, el autor considera que no debe perderse de vista que, en unas décadas, la humanidad en su conjunto se beneficiará de haber conseguido que el suministro energético se encuentre más diversificado que nunca antes lo estuvo en cuanto a abundancia de recursos y número de suministradores.
Es una buena noticia que la humanidad disponga de hidrocarburos no convencionales en abundancia. Una adecuada gestión de esta potencialidad permitirá generar riqueza. Despreciar esta potencialidad nos anclaría en la pobreza. Solamente sobre la riqueza que se genere puede basarse el progreso técnico y científico, sin el cual es problemático que la humanidad consiga desarrollar nuevas fuentes energéticas que acaben sustituyendo a los recursos fósiles.