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El ámbito industrial se enfrenta a una cierta contradicción cuando se plantea la posibilidad de introducir una infraestructura inalámbrica en sus instalaciones. Resulta evidente que los avances tecnológicos están íntimamente ligados a la industria y a sus procesos de investigación y desarrollo. Esto hace que, en algunos casos, resulte paradójico las reticencias a la implantación de equipos inalámbricos en procesos productivos donde las ventajas de esta infraestructura es evidente ante otras alternativas disponibles.
La tecnología wireless o inalámbrica tiene como objetivo ser un complemento o ayuda para el desarrollo de nuevos planes de implantación de equipos y sistemas en ambientes industriales. Tanto en nuevas instalaciones como, sobre todo, en las ya existentes, una red wireless puede proporcionar una serie de ventajas ante las tradicionales instalaciones cableadas. Esto no significa que siempre la opción wireless sea la más ventajosa, sino que es recomendable una valoración pormenorizada de todos los costes asociados con la ejecución de una instalación industrial para decidir cuál es la mejor opción técnico-económica.
Los instrumentos desplegados en un recinto industrial son la interfase entre el proceso que se está desarrollando y el centro de gestión. Resulta evidente que las cualidades y características de los equipos, así como la transmisión de la información que obtienen, son la principal herramienta para mantener y mejorar la productividad del proceso. Esta premisa hace que tanto la instalación como la comunicación de la instrumentación sea un factor crítico a la hora de desarrollar un proyecto de instalación. La comunicación inalámbrica entra de lleno en estas consideraciones, dado que puede aportar ventajas antes otro tipo de infraestructuras de comunicación