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Los biocarburantes (bioetanol y biodiésel) son combustibles líquidos renovables obtenidos a partir de biomasa, que presentan unas características parecidas a las de los combustibles fósiles, no contienen azufre y contribuyen a reducir las emisiones netas de CO2 a la atmósfera.
Los productos energéticos disponibles, basados en la utilización de combustibles fósiles, no han logrado satisfacer las necesidades de los más pobres del mundo, por lo que millones de personas en el mundo no tienen acceso a la energía. Al mismo tiempo, y debido al encarecimiento en los precios del petróleo y al fenómeno del cambio climático, hoy más que nunca el abastecimiento regular de energía limpia y renovable se ha convertido en uno de los mayores desafíos de la humanidad, por lo que debemos buscar nuevos combustibles que sustituyan a los ya existentes que resuelvan las necesidades energéticas de la población al tiempo que protejan el medioambiente.
La movilidad que proporciona el transporte es esencial para el desarrollo económico y el bienestar social y, tras el sector terciario, es la actividad que absorbe la mayor parte de las necesidades energéticas en cuanto al consumo de energía final. El transporte, aunque supone un sector clave de nuestras economías, constituye la gran incógnita energética del futuro para las sociedades desarrolladas, ya que depende en un 98% del petróleo y registra un importante crecimiento de la demanda de energía. Durante las próximas décadas, y debido al desarrollo de los países emergentes, se prevé un fuerte crecimiento de la demanda de petróleo a escala mundial, que, habida cuenta de la distribución de las reservas de petróleo conocidas, únicamente los países de Oriente Medio miembros de la OPEP serán capaces de satisfacer. Esta perspectiva de evolución contrasta con la necesidad reconocida de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero y, aunque se están introduciendo mejoras como consecuencia del uso de tecnologías que controlan la emisión de contaminantes convencionales, las emisiones de CO2 debidas al transporte siguen siendo una cuestión difícil de solucionar.