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El sector industrial es el mayor usuario de energía en el mundo, llegando a consumir el 51% del total de la energía que se produce. Por tanto, no es de extrañar que tanto gobiernos como empresas, así como los preocupados por el medioambiente, busquen reducir esos niveles de consumo para reducir costes, a la vez que se mantiene, o incluso se aumenta, la productividad industrial
La cuestión es tan importante que el Banco Europeo para la Cooperación y el Desarrollo (EBRD por sus siglas en inglés) tiene en marcha una potente iniciativa con el objetivo de mejorar la eficiencia energética industrial. La iniciativa examina los proyectos existentes y potenciales, identificando oportunidades, realizando auditorías energéticas y proporcionando formación para desbloquear el ahorro energético potencial. El EBRD recoge: “Si las inversiones eficientes energéticamente se evalúan e implementan correctamente, el retorno puede ser muy alto y el riesgo es relativamente bajo. Estas inversiones pueden ayudar a reducir el consumo energético, y pueden tener otras implicaciones positivas, como mejoras en la calidad de los productos. Más que nunca, las compañías están sufriendo una gran presión competitiva para producir productos de alta calidad a bajo precio (…) Las compañías están muy presionadas para reducir sus costes energéticos, además de para adoptar las mejores prácticas”.
A pesar del reciente colapso en los precios del crudo, y del abaratamiento del precio del gas, el precio de la electricidad viene experimentando un aumento constante en la última década en todo el mundo, por el aumento de la demanda en los países emergentes y por la inestabilidad del suministro en algunas zonas del planeta. El sector industrial es el destinatario del 42,3% de la producción eléctrica a nivel mundial.
Por lo tanto, aunque el desplome del precio del crudo y el descenso del precio del gas han repercutido positivamente en el descenso general del precio de la energía, especialmente, por ejemplo, en aquellas industrias que llevan a cabo procesos de calentamiento con combustibles fósiles, el impacto en los costes eléctricos está lejos de ser significativo