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Una de las situaciones habituales en las industrias químicas es trabajar sobre dos o más programas que gestionan sus actividades de forma aislada. Habitualmente cuentan con un ERP estándar, limitado a las actuaciones de orientación administrativa, y un sistema para fabricación independiente, o simplemente una cantidad de hojas de Excel y, en algunos casos, un tercer sistema para las fichas de seguridad.
Estos escenarios generan datos dispersos, duplicidades e inconsistencias, que hacen realmente difícil la gestión de las industrias químicas. Este es el problema original cuando surgieron los ERP, integrando principalmente las áreas de la facturación, ventas, finanzas, etc., pero limitan la gestión por la dificultad existente en incorporar las áreas de fabricación química.
Son pocos los sistemas que pueden trabajar adecuadamente las áreas de la fabricación en las industrias químicas, y el problema es que, si se considera como una ampliación o satélite a las áreas generales, se generan inconsistencias con limitaciones a la escalabilidad y crecimiento funcional. Las industrias químicas cuentan con productos de “ciclos de vida complejos”, producto de sus necesidades de graneles, envasados, pedidos y fabricación.