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En este trabajo se presentan los sistemas de protección contra explosión ATEX, cuyo objetivo es detener inmediatamente las explosiones incipientes o reducir los efectos de las explosiones en instalaciones con atmósferas explosivas. Según el concepto y su forma de actuación, los sistemas de protección contra explosión se clasifican en cuatro grupos: aislamiento de la explosión, supresión, diseño resistente y venteo de explosión. Se describe el fundamento de los distintos métodos de protección, y se enmarcan en el contexto reglamentario y normativo actual.
Las sustancias inflamables en forma de gases, vapores, nieblas o polvos mezcladas con el aire, pueden formar atmósferas explosivas, denominadas ATEX. Cuando concurren simultáneamente la atmósfera explosiva y una fuente de ignición de energía suficiente, se produce una explosión primaria, que tenderá a propagarse hacia otros emplazamientos en los que exista una atmósfera potencialmente explosiva [1].
La principal consecuencia de esa propagación es la probable destrucción de las instalaciones, ya que la presión generada inicialmente en la explosión primaria produce un efecto de precompresión del medio, lo que conduce a unas consecuencias aún más devastadoras al desarrollar la explosión secundaria mayores sobrepresiones. En el caso de gases inflamables, la explosión primaria suele propagarse con gran facilidad, generando efectos dinámicos crecientes, lo que puede dar lugar a la aceleración del fenómeno hasta régimen de detonación cuando las condiciones de confinamiento son adecuadas. En el caso de polvos inflamables, la explosión inicial aumenta la turbulencia de la nube de polvo y pone en suspensión el polvo depositado en lugares próximos, aumentando la cantidad de producto combustible y la energía liberada bruscamente durante su rápida combustión [2].