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La Oxidación Química In Situ (ISCO) es una técnica idónea para tratar suelos contaminados por hidrocarburos sin necesidad de extraer el terreno, pero exige un buen conocimiento del subsuelo del emplazamiento a tratar para optimizar el diseño de su aplicación y garantizar así altos rendimientos con cortos plazos de operación.
La contaminación por hidrocarburos derivados del petróleo tiene una gran importancia medioambiental debido a su alta frecuencia de ocurrencia y al impacto tan adverso que genera en los suelos afectados.
Ante la sospecha de un emplazamiento contaminado, la primera y esencial actuación es llevar a cabo una completa y detallada caracterización para determinar con precisión tanto las características del contaminante (tipología, geoquímica y distribución del mismo) como las del terreno (propiedades físicas, físico-químicas y geoquímicas). Esta actividad es de vital importancia para la posterior aplicación del método de tratamiento para su recuperación más adecuado en coste y tiempo.
En suelos contaminados se distinguen dos grandes grupos de metodologías: ex situ, en las que el suelo es excavado y tratado fuera de su emplazamiento original, e in situ, en las que el tratamiento del suelo se realiza en el propio terreno, manteniendo su configuración original.