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La normativa aplicable en Europa para los biocidas es cada vez más compleja. En este trabajo se detallan los requisitos exigidos para los distintos tipos de biocidas que se utilizan en el tratamiento del agua. El control de la contaminación microbiológica en instalaciones que utilizan agua en su funcionamiento es básico para no tener problemas operativos en las mismas. En este trabajo se hace una descripción de los distintos biocidas, de sus características y de los campos de aplicación más habituales de los mismos.
Las condiciones de operación de cualquier instalación que utilizan agua para su funcionamiento pueden proporcionar un entorno adecuado en el que los microorganismos pueden crecer y multiplicarse, pues disponen generalmente de los nutrientes necesarios. La temperatura del agua, las condiciones de pH, la concentración de nutrientes, la presencia de oxígeno disuelto, el dióxido de carbono, la luz solar, junto con grandes superficies, favorecen el crecimiento de microorganismos como protozoos, algas, hongos y bacterias, incluyendo la Legionella.
Surgen problemas cuando se permite que los microorganismos crezcan y se multipliquen en exceso, lo que puede acabar en la formación de biopelículas o biofilm en las superficies de las instalaciones. También puede que estos sean, además, agentes directos de la corrosión, o que puedan formar depósitos que, a su vez, puedan ser responsables de otras formas de corrosión.