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El control de stocks es, en la actualidad, uno de los factores fundamentales a la hora de gestionar los costes de producción. Conocer en todo momento la materia prima disponible para los procesos productivos resulta fundamental para reducir y ajustar los costes de adquisición.
Una previsión adecuada de las compras a terceros repercute en una optimización y reducción de la inversión requerida, así como una mejora en la rentabilidad de la planta. Por otro lado, el conocimiento de una manera precisa del producto ya manufacturado y/o pendiente de expedición permite ajustar el proceso productivo a los posibles cambios en los requerimientos de los clientes, y así mejorar el servicio proporcionado y el consumo energético.
En la actualidad se está produciendo un proceso de migración en muchas instalaciones, pasando de producciones y procesos monoproducto, y de gran volumen de fabricación, a producciones mucho más reducidas y totalmente adaptadas a los requerimientos específicos del cliente. Con esta filosofía se pueden gestionar una amplia tipología de clientes, proporcionando soluciones customizadas y un mejor servicio tanto en tiempo como en flexibilidad de fabricación. Para el caso de producto en estado sólido, el control, supervisión y manejo de los mismos no resulta, en la mayoría de los casos, de fácil ejecución, debido a sus inherentes características y comportamiento.