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Una de las principales funciones de los envases es garantizar la correcta conservación del producto durante su distribución, almacenamiento y comercialización. Cuando hablamos de envases destinados a la industria química, esta propiedad es aún más importante para poder también evitar posibles fugas durante todo el proceso de distribución.
Los productos fabricados por este sector son considerados mercancías peligrosas, ya que pueden suponer un riesgo físico y/o daños en el medio ambiente debido a sus propiedades fisicoquímicas, toxicológicas y ecotoxicológicas.
Por todo esto, es de vital importancia que los envases y embalajes para este tipo de productos pasen, antes de ser utilizados, por un programa de aseguramiento de calidad acreditado por la autoridad competente. Este programa incluye una serie de ensayos para comprobar la resistencia química y física de los envases. Se somete a los envases a una serie de pruebas como, por ejemplo, pruebas de caída, permeabilidad y compatibilidad química del material de envase con el producto que contiene. La composición de dicho envase (incluyendo diseño, dimensión, material, modo de construcción y sujeción, etc.) deberá superar todas estas pruebas con éxito para poder ser considerado apto para su uso.