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Ciertas situaciones críticas de los procesos se suelen monitorizar con manómetros y transmisores de proceso, combinados con válvulas y dispositivos de protección. Los operadores de las plantas pueden instalar dichas configuraciones por sí mismos; sin embargo, debido a considerciones económicas y relativas a la seguridad, aconsejan que estos puntos de medición vengan diseñados por un suministrador cualificado en forma de solución completa: lo que se denomina un «hook-up», o conjunto preensamblado.
La presión sigue siendo una de las variables más importantes que se monitorizan en la industria. Los requisitos técnicos destinados a este parámetro van en aumento: debido a una reglamentación cada vez más estricta y a una mayor exigencia en cuanto a su rentabilidad, los procesos se ven sometidos a un control más riguroso; los ajustes se deben realizar en periodos de tiempo más reducidos y, al mismo tiempo, los ciclos de mantenimiento y reparación deben optimizarse.