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Los sistemas de control que se suelen utilizar para controlar la operación de las plantas química son sistemas de control distribuido (DCS) y autómatas programables (PLC). Estos dispositivos, al igual que cualquier otro producto, se ven afectados por la obsolescencia. La obsolescencia es algo inevitable que debe gestionarse apropiadamente para minimizar el impacto negativo en seguridad, calidad y coste que puede llegar en las operaciones industriales.
La obsolescencia significa que un producto ya no se encuentra en producción por el fabricante original con su especificación original. En el caso particular de los DCS, los fabricantes del Sistema de Control Distribuido suelen comprometerse a garantizar un ciclo de vida de sus productos de alrededor de 10 o 15 años. Ahora bien, el ciclo de vida de una planta química está en torno a los 50 años, lo que implica que, si no se gestiona apropiadamente, la obsolescencia de esos sistemas se obligaría a actualizar el sistema de control 3-4 veces, dependiendo de los años en que el sistema esté en el mercado, en el momento en que fue adquirido para ser instalado en una planta.