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Invertir en seguridad es rentable para toda organización. Reducir la accidentabilidad de forma sostenible en un mundo laboral complejo y cambiante no solo depende de tener normas y procedimientos, procesos productivos, máquinas e instalaciones correctas en términos de seguridad, sino que precisa ir más allá. Es necesario llevar a cabo una transformación cultural basada en el comportamiento, de manera que las personas sean conscientes de los riesgos y actúen en consecuencia.
Los datos de la Organización Internacional del Trabajo son demoledores: cada año 2,78 millones de personas mueren a causa de un accidente laboral o enfermedad relacionada con el trabajo, y más de 300 millones sufren una lesión relacionada con el trabajo en el mundo. Detrás de estas cifras hay terribles historias de sufrimiento, de familias que han perdido a un ser querido o, en el mejor de los casos, de personas con lesiones que truncan sus vidas. La gran mayoría de estas tragedias se pueden prevenir, por lo que la seguridad laboral representa una enorme responsabilidad para las organizaciones y la sociedad en su conjunto, y es un reto urgente a abordar.