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El aumento de la eficiencia energética a nivel global es un medio valioso para superar retos como una creciente dependencia de las importaciones de energía y la escasez de recursos energéticos, así como a la necesidad de limitar el cambio climático. De esta manera, se mejora la seguridad de abastecimiento, al reducir el consumo de energía primaria y las importaciones de energía. Asimismo, ayuda a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero de manera rentable en relación con los costes, y, de este modo, a mitigar el cambio climático.
La realización de una auditoria energética resulta vital para cumplir con dichos objetivos. Mediante la realización de esta se tiene un conocimiento concreto de cómo y cuánta energía se compra, cómo se consume en sus procesos, cómo se repercute en sus costes, cómo de eficiente se es en su uso, su posición relativa frente a empresas comparables del sector, o detectar posibles mejoras e implementarlas con éxito.
El ahorro y la racionalización del uso de la energía a través de la mejora de la eficiencia energética son desafíos importantes que conviene afrontar si pretendemos que la empresa mejore su competitividad y obtenga una posición de ventaja en el mercado. Para ello se hace necesaria la puesta en marcha de las estrategias adecuadas y proporcionar las herramientas necesarias para introducir mejoras significativas en el desarrollo tecnológico y en las pautas de consumo de energía.