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Este artículo analiza el impacto de las nuevas regulaciones internacionales en el campo energético y la sostenibilidad medioambiental, especialmente en lo que respecta al suministro eléctrico. La energía nuclear se perfila como un aliado importante para conseguir una transición energética hacia un sistema descarbonizado.
Introducción
Desde hace más de 25 años existe una preocupación unánime por el futuro medioambiental del planeta, así como un creciente interés de los Estados y las distintas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, públicas y privadas, por desarrollar distintas alternativas que puedan dar solución al cambio climático.
En diciembre de 2015 la comunidad internacional alcanzó en la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP21) lo que se ha denominado un “acuerdo histórico”, con la aprobación del Acuerdo de París. Los 195 países participantes consiguieron un acuerdo universal para reforzar la respuesta a la amenaza del cambio climático.
Para ello, se estableció “mantener el aumento de la temperatura media mundial a final de siglo muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales”. Nunca antes un tema de preocupación global como es el del cambio climático había logrado un consenso tan amplio. El Acuerdo de París es “neutro” desde el punto de vista tecnológico, por lo que no existe ninguna restricción ni limitación para que los distintos países puedan utilizar en sus mix de generación la tecnología que consideren adecuada.