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La transformación digital es un destino seguro para las empresas españolas. Una de cada tres reconoce estar preparada para afrontarla, pero lo cierto es que muchas todavía desconocen las oportunidades y riesgos que esta transformación implica.
Todavía queda camino por recorrer, como evidencia el hecho de que sólo el 60 % de las empresas del país utiliza un sistema EDI (Intercambio Electrónico de Datos), sólo el 27 % utilizan un CRM (Sistema de Gestión de Datos de Clientes) y sólo el 16% de las empresas utiliza canales de venda online.
Con la transformación digital crece el uso de Internet, proliferan los datos en la nube y, con ello, se intensifican los ciberataques. Solo durante el año pasado, se registraron 123.000 incidentes en España, cifra récord y un 6,7 % superior al año anterior, según el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (Incibe). El 40 % de las compañías que fueron víctimas de un ataque se vieron obligadas a interrumpir su actividad, con el consecuente impacto sobre su facturación, el 39 % perdió información confidencial, el 32 % vio como los ataques afectaron a la calidad de sus productos o servicios, el 29 % ocasionaron daños a propiedades físicas y el 22 % dañaron el bienestar de las personas.
Los hackers no discriminan y las empresas más pequeñas se han convertido en un objetivo directo, pues son las más vulnerables: invierten menos en ciberseguridad pero manejan gran cantidad de información confidencial, desde datos bancarios de clientes hasta información sobre proveedores. Cada incidente de seguridad cuesta a las pymes españolas una media de 74.000 euros, con lo que la custodia de datos se convierte en un asunto estratégico y vital para las empresas. La ciberseguridad empieza a ser prioridad para la pyme española: el 75 % de las grandes corporaciones y el 69 % de las pymes invierten en esta cuestión cerca del 22 % de su presupuesto TI. Ransomware, phising, hacking, malware, cryptolocking… Los ciberdelitos se han sofisticado pero muchos de ellos son evitables, sobre todo en el caso de las pymes, que disponen de escasos recursos para prevenir y protegerse de los ataques informáticos.
Las empresas con menos recursos parten del falso convencimiento de que la ciberseguridad es muy cara, relegando esta cuestión a un segundo plano y dejando las puertas abiertas a los ciberdelincuentes.
Según afirma Pere Collado, CEO de la consultora tecnológica Anco, “los ciberataques no atienden al tamaño de la empresa ni a sus recursos, por ello todas están expuestas a ser atacadas, antes o después”. Como aliada en la ciberseguridad de las pymes, Anco ha desarrollado un abanico de soluciones de seguridad por capas, para dar cobertura total a la infraestructura tecnológica de cualquier pyme. El tejido empresarial de nuestro país está compuesto por el 99,8 % de pymes, por lo que Anco permite ofrecer altos niveles de ciberseguridad a costes alcanzables, gracias a la democratización de estas soluciones entre todas las pymes que las contratan. Las pymes necesitan estar preparadas para dar respuesta a ataques a través de tráfico web malicioso cifrado, malware, tácticas de evasión de sandboxing, ataques Ddos o vulneraciones en el perímetro de seguridad de su nube. Para afrontar este reto, las empresas deben aplicar una combinación de prácticas recomendadas, tecnologías de seguridad avanzadas -como machine learning-, e incluso algunas metodologías experimentales, según los servicios que utilizan en sus negocios y en función de la evolución en las amenazas en este espacio. Algunas empresas ya han optado por contratar un servicio externo para disponer de profesionales y microespecialistas que estén al día de las novedades y tendencias en ciberseguridad para adaptar las políticas de la empresa a las amenazas del momento.