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El fraccionamiento de los materiales lignocelulósicos durante la etapa de pretratamiento permite que las distintas fracciones de este tipo de biomasa (celulosa, hemicelulosa y lignina) puedan recuperarse en corrientes separadas para su correcto aprovechamiento mediante procesos biotecnológicos, garantizando así la viabilidad de las biorrefinerías integradas.
Introducción
El uso intensivo de los combustibles fósiles, motivado por el crecimiento exponencial de la población mundial y el consiguiente incremento de la demanda energética, han impulsado la búsqueda de alternativas energéticas renovables que permitan hacer frente al desafío del cambio climático y garanticen el desarrollo e implementación de una bioeconomía sostenible en términos sociales, económicos y medioambientales. En este sentido, las biorrefinerías, al igual que las actuales refinerías petroleras, permitirán la transformación integral de la biomasa para la obtención de distintos bioproductos de interés industrial, incluyendo a los biocombustibles, materiales, productos alimentarios y/o farmacéuticos, así como otras formas de energía como la electricidad o el calor [1].