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En un afán por la reducción de los niveles de gases de efecto invernadero se vislumbran diferentes alternativas, entre las que se incluye el trabajo presentado de catálisis de CO2 y CH4 a metanol, un producto de valor agregado que puede servir como fuente de energía para alternativas limpias.
Introducción
En nuestros días el cambio climático se plantea como unos de los mayores problemas y desafíos a los que se enfrenta la humanidad, y las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por el uso de combustibles fósiles para la producción de energía están identificadas como el principal causante del calentamiento global. En 2018, el último año para el cual se disponen de datos cerrados en cuanto al uso de combustibles fósiles, estos constituyeron el 79,4 % de la generación total de energía mundial [1], lo que se traduce en una generación de unas 36 gigatoneladas de CO2 emitidas a la atmósfera en el mismo año.
Este dato ha aumentado notablemente desde las 15 gigatoneladas emitidas en 1970, y la previsión es que continúe creciendo en los próximos años [2]. Este crecimiento está comportando la aparición reciente de fenómenos en los que, por primera vez, se están alcanzando condiciones de temperatura y humedad en algunos lugares de la tierra que se revelan como en el umbral de tolerancia humana, con modelos que los sitúan como algo más frecuente hacia mediados del siglo XXI [3].