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Se describen a continuación las principales consideraciones que tienen diferentes compuestos como biocidas, y la relevancia que han tomado a lo largo de 2020 como potenciales agentes antivirales, teniendo en cuenta, además, las implicaciones referentes a legislación y usos permitidos.
A lo largo de 2020 hemos asistido a la expansión del virus causante de la COVID-19 por todo el mundo, desde que a finales de 2019 se identificasen los primeros casos en China y en el primer trimestre de este año ya se detectase en diferentes países europeos, entre ellos España.
El virus SARS-CoV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome CoronaVirus 2) posee una estructura típica de otros coronavirus, tanto de los que son infectivos en humanos como en animales, presentando una membrana envolvente o doble capa lipídica asociada a glicoproteínas que protege al material genético contenido en su interior. Esta capa lipídica puede desnaturalizarse por acción de la temperatura o al ser atacada por ciertos productos químicos, incluyendo compuestos metálicos [1], lo cual provoca la inactivación del virus anulando su capacidad de unirse a células vivas con las que poder replicar su carga genética.