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Desde hace unas décadas, sectores industriales pesados como son el energético, el químico, petroquímico y de refinado se mueven en un entorno cada vez más complejo y regulado, debido a la creciente sensibilidad de las autoridades con aspectos como la eficiencia en la gestión de recursos o la protección del medioambiente. Pero no son los únicos desafíos que afectan a estos sectores productivos. Existe otro que, aunque menos conocido, puede convertirse en uno de los más complejos de afrontar. Se trata de la obsolescencia de las instalaciones, incluidas las de tratamiento de agua. En este artículo, Manuel Gómez, de Veolia Mobile Water Services, explica algunas soluciones eficientes con las que hacer frente a este reto.
En un entorno en el que los avances tecnológicos y las actualizaciones de programas e instalaciones se suceden a velocidades nunca antes vistas, el problema de la obsolescencia aparece como uno de los mayores desafíos de la industria. No en vano, una planta o una maquinaria envejecida no solo ya no resulta competitiva desde una perspectiva económica, sino que también puede plantear riesgos en ámbitos como la seguridad en los procesos, la calidad de los productos y el impacto ambiental. Todos ellos, elementos clave en industrias pesadas como la energética o la petroquímica.