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El ser humano, en principio arborícola, era vegetariano. Al descender y vivir en tierra firme tuvo un cambio de hábitos alimenticios. Se convirtió en cazador, consumiendo las víctimas de sus capturas o las que otros carnívoros habían abandonado. El sabor de estos manjares, en ocasiones, pudo no ser muy apetitoso, y quizás, ocasionalmente, adicionó alguna hierba y consiguió un sabor más agradable: había descubierto el condimento.
En este trabajo se expone dicha evolución y se complementa con datos que lo demuestran, así como la composición química principal de algunos de ellos, fundamentalmente de las especias. También se describen las circunstancias que rodearon a los exploradores portugueses y españoles, y las rutas que siguieron.