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Debido a la actividad humana y económica, existen numerosas zonas en las que se han detectado suelos potencialmente contaminados que afectan directamente a la salud y al medioambiente. Por ello, existe una metodología específica para la gestión de los suelos potencialmente contaminados, y de las tierras excavadas procedentes de dichos suelos, que analizamos a continuación a través de un caso práctico.
Entre los diversos recursos naturales de los que disponemos, el suelo es probablemente uno de los más necesarios, ya que sirve para regular el clima, mantener la biosfera y es el fundamento de nuestra dieta, dado que la mayoría de los alimentos que consumimos provienen del suelo.
Sin embargo, se han detectado en todo el mundo numerosas zonas urbanas e industriales, en las que los suelos están contaminados, como consecuencia de la actividad humana y de la acción de diferentes sectores, como la minería, la industria química, el transporte o la agricultura.
Esta contaminación del suelo tiene graves consecuencias para la salud humana y el medioambiente. Por ello, en España contamos con un marco legal y normativo para la gestión y rehabilitación de suelos contaminados, que establece la obligación a los propietarios de realizar estudios que determinen la existencia de contaminantes y, en caso afirmativo, de llevar a cabo las medidas necesarias para su eliminación o reducción, y garantizar así la seguridad de las personas y el entorno.