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La Unión Europea (UE) ha establecido objetivos ambiciosos para lograr una transición hacia un sistema energético sostenible en Europa, entre ellos que el suministro de electricidad de la UE logre esencialmente cero emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050.
La energía solar termoeléctrica está llamada a desempeñar un papel importante en el futuro mix de generación mundial, siendo una de las tecnologías clave para contribuir al escenario de emisiones netas cero, y que se convertirá en una opción competitiva en costes, eficiente y gestionable, gracias a su capacidad para proporcionar un suministro de energía estable en carga base y/o en horas punta, gracias al almacenamiento térmico del que dispone, que otorga estabilidad a la red gracias a su potencia síncrona. Además, esta tecnología puede facilitar la integración de otras energías renovables (EERR) variables, como la fotovoltaica o la eólica, contribuyendo así a la fiabilidad de la red de transporte.