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En el corazón del desarrollo sostenible y la innovación tecnológica se encuentra una industria a menudo subestimada: la de las materias primas minerales.
Javier Targhetta, presidente de la Fundación Minería y Vida.
Esta industria no sólo es fundamental para la economía global, sino que también es estratégica y esencial para la subsistencia de nuestra sociedad, en la transición hacia un futuro energético y digital más sostenible.
La dependencia histórica de los combustibles fósiles y la concentración de la producción de materias primas en unos pocos países han planteado desafíos significativos en términos de seguridad energética y sostenibilidad ambiental. Sin embargo, el panorama está cambiando rápidamente.
La transición energética y digital requiere una amplia gama de materias primas, desde el litio y el cobalto para las baterías hasta el galio para los paneles solares. Estos materiales son fundamentales para el desarrollo de tecnologías limpias y eficientes, y su demanda está aumentando exponencialmente.
Es fundamental poner en valor la industria de las materias primas, que abarca unas 3.650 empresas y 4.460 explotaciones mineras y fábricas, un gigante silencioso que impulsa la economía circular y la sostenibilidad ambiental. La recuperación selectiva de residuos y el reciclaje son sólo algunas de las prácticas que demuestran su compromiso con el entorno y que sitúan a la industria minera española en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático.
Con un volumen de negocio de 26.510 millones de euros y exportaciones que superan los 11.370 millones de euros, esta industria no sólo contribuye significativamente a la balanza comercial de España, sino que también genera empleo directo e indirecto para aproximadamente 344.500 personas, y en unas condiciones de calidad y estabilidad muy superiores a la de otros sectores.
Cabe mencionar que cada ciudadano consume alrededor de 4.455 kg de materias primas minerales cada año, lo que subraya la omnipresencia de estas materias primas en nuestra vida diaria. Desde la construcción hasta la tecnología y la alimentación, las materias primas minerales están en el núcleo de productos y servicios que utilizamos a diario.
Esta industria tiene el potencial, a nivel europeo, de liderar en eficiencia energética y ser un actor principal en la transición hacia una economía baja en carbono. En este contexto, la Hoja de Ruta para la gestión sostenible de las Materias Primas Minerales y el Reglamento Europeo de Materias Primas Fundamentales son ejemplos claros del compromiso gubernamental actual con la industria.
Existe ya un marco para garantizar un suministro seguro y sostenible de materias primas fundamentales, en respuesta a una clara intención de reducir la dependencia de importaciones de terceros países y fortalecer la autonomía estratégica de la UE.
Del mismo modo, el Green Deal europeo, es otro pilar fundamental en este esfuerzo. Se trata de una estrategia ambiciosa que busca transformar la UE en una economía moderna, eficiente en el uso de recursos y competitiva, con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática para 2050. Este plan incluye inversiones significativas en tecnologías limpias y sostenibles, poniendo de relieve la importancia de las materias primas para poder conseguir estas ambiciones.
En conclusión, la industria de las materias primas minerales es un sector vital que merece reconocimiento y apoyo. Su papel en la construcción de una sociedad más sostenible y su contribución al progreso económico son incuestionables.
Las materias primas no son sólo la base de nuestra economía actual, sino también el cimiento sobre el cual se construirá nuestro futuro energético y digital. Es hora de valorar y fomentar esta industria, asegurando su lugar en el centro de todas las políticas y regulaciones.