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Unesid celebró el pasado 2 de junio su 52 Junta General, en la que su presidente, Bernardo Velázquez, corroboró el compromiso de la industria siderúrgica con la reactivación económica del país, para lo que es preciso una regulación que no merme su competitividad, aseguró.
La reducción del crecimiento y el comercio mundiales influyeron en el consumo de acero en 2019, que perdió un 5,3 % anual en la UE y un 4,4 % en España, quedando en nuestro país en 13,2 millones de toneladas. La producción de acero bruto en España retrocedió el 5,1 %, hasta 13,6 millones de toneladas, el volumen más bajo de los últimos 20 años.
La evolución de las importaciones en 2019, al igual que en los últimos años, ha seguido siendo relevante para el mercado, cayendo un 4,4 %, en línea con el descenso del consumo. De los 10,3 millones de toneladas importadas, 7,1 millones fueron de la UE y crecieron un 1,8% interanual. Por el contrario, 3,2 millones vinieron de terceros países, un 15, % menos que en el año anterior, debido a que en 2018 y adelantándose al inicio de las medidas de salvaguardia, estas importaciones habían ya subido un 20,5%. La cifra de 2019 vuelve, por tanto, al mismo nivel que tuvo en 2017.
Pero las cifras de 2019 parecen quedar ya muy lejanas tras esta enorme crisis humanitaria y económica de la COVID-19. En abril y mayo la caída de la producción de acero estuvo alrededor del 45 % comparada con los mismos meses de 2019. Y pese a que en mayo se apreciaba un cierto arranque con respecto a abril, todavía se encuentra muy lejos de la aspiración en una situación normal.
En este sentido, Unesid, junto con CCOO Industria y UGT-FICA, ha dirigido una carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mostrando la necesidad imperiosa de adoptar medidas que eliminen la brecha competitiva que genera en la siderurgia el precio de la electricidad.
En la carta, se proponen al Gobierno medidas concretas, como son la dotación efectiva de la compensación por los sobrecostes eléctricos derivados del CO2, la convocatoria de una nueva subasta de interrumpibilidad, y aprovechar los fondos de formación para la imprescindible transición a una siderurgia descarbonizada, y, finalmente, la aprobación urgente de un estatuto del consumidor electrointensivo que garantice una solución real, normativa y de futuro a la industria siderúrgica española.
Con estas condiciones, y de cara a la recuperación, la industria siderúrgica solo necesita un tratamiento similar al que dan los países europeos que compiten directamente con nosotros, señalan desde Unesid. “El nivel de ayudas –siempre temporales– debe ser análogo para las industrias de los distintos países europeos. Y es absolutamente necesario acabar con las diferencias entre el precio de la electricidad que se paga en España y el que pagan en países de referencia de la Unión Europea, en particular Francia y Alemania. “Un país sin acero se convierte, inevitablemente en un país sin industria”, señaló Velázquez.