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La firma J. Huesa Water Technology ha ofrecido una solución integral al problema de abastecimiento de agua de entrada a la fábrica de una compañía perteneciente al sector de la industria química, dedicada a la fabricación de productos de química básica.
Esta solución intentaba ofrecer una respuesta adecuada a los requerimientos que tenía la firma en sus diferentes líneas de consumo: proceso de fabricación, aporte a calderas y a torres de refrigeración. De esta forma, tras el estudio de la analítica del agua de entrada, se propuso un diseño de línea de tratamiento compuesto por dos equipos: una primera etapa de tratamiento, que consiste en un equipo de ultrafiltración capaz de producir 45 m3⁄h, y una segunda etapa de ósmosis inversa que produce 30 m3⁄h.
El equipo de ultrafiltración esta precedido por pretratamiento compuesto por un equipo de filtración de malla autolimpiante para la protección de las fibras del interior de los módulos. La ultrafiltración se compone de 14 membranas, de 64 m2 de superficie de filtración cada una, que garantizaba un corte molecular de las partículas por debajo de 0.2 µm. Dicho sistema de ultrafiltración está ensamblado en un skid de acero inoxidable, que está equipado con las electroválvulas y equipos necesarios para la realización de las diferentes limpiezas automáticas.
El agua ultrafiltrada se acumula en un tanque intermedio que sirve para dar servicio a las limpiezas de la ultrafiltración, así como para el aporte de agua al equipo de ósmosis inversa.
En el caso de la ósmosis inversa, apuntan también desde J. Huesa, la planta se ha fabricado en un skid de acero inoxidable que integra todos los elementos. El grupo de bombas aporta un caudal de entrada a la osmosis inversa de 40 m3⁄h. A la entrada del skid, se dosifica antiincrustante y secuestrante, productos químicos cuya función es la de impedir que se produzcan incrustaciones de sales en el interior de las membranas, y eliminar el cloro presente en el agua para proteger las membranas. Posteriormente, se hace pasar el agua por un prefiltro de seguridad de 5 micras para asegurar que se eliminan todos los sólidos.
Una vez el agua está preparada, se impulsa mediante una bomba de alta presión a las carcasas de ósmosis. En este caso se han instalado cinco carcasas de siete membranas semipermeables y dispuestas con la configuración 3 + 2. De esta manera se puede obtener una eficiencia del 75 %, lo que corresponde a una producción de 30 m3⁄h con una conductividad de 3,0 µS⁄cm2 . En este caso, el flujo de rechazo que produce el equipo de ósmosis inversa (10 m3⁄h) se acumula en un tanque intermedio, desde donde el cliente lo gestiona en otras zonas de sus instalaciones, por lo que no se produce ningún vertido.
El propio skid de ósmosis inversa lleva instalado un sistema de barrido o flushing, que garantiza la limpieza automática de las membranas del interior de los tubos. Estas limpiezas son programadas desde la pantalla táctil, siempre atendiendo a las especificaciones marcadas en el manual de funcionamiento y cada vez que se produce una parada de la planta.
Al igual que en la ultrafiltración, la planta de ósmosis inversa está equipada con elementos de instrumentación y control (válvulas automáticas, presostatos, transmisores de presión, caudalímetros, medidores de conductividad y pH, etc.), que se centralizan en un cuadro eléctrico instalado en el propio skid y provisto por un autómata que gobierna la planta y una pantalla táctil para el manejo y configuración de funcionamiento de estos. Esto hace posible que la supervisión para el correcto funcionamiento de la planta sea mínima, informan finalmente desde J. Huesa Water Technology.