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Con motivo de la COP 26 de Glasgow (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021), la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO) recuerda que más de 160 de sus socios trabajan en buscar soluciones contra el cambio climático y sus efectos, alineados con la Agenda 2030 en 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Como aseguran desde la patronal biotecnológica, la ingeniería genética permite obtener cultivos resistentes a las condiciones climáticas extremas como la sequía y aumentan la riqueza nutricional del suelo. Gracias a sus herramientas, la biotecnología puede poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición. En la misma línea, se pueden introducir probióticos y prebióticos, así como detectar toxinas y contaminantes en los alimentos, contribuyendo a mantener la seguridad y la calidad de los alimentos y hacerlos más saludables.
Así, por ejemplo, la biotecnología contribuye a un uso más sostenible del agua, gracias a procesos productivos y cultivos que reducen las necesidades hídricas de la agricultura. Además, garantiza su disponibilidad y saneamiento depurando aguas residuales e identificando contaminantes. Con técnicas biotecnológicas se utilizan microorganismos, microalgas o cianobacterias que purifican y eliminan los contaminantes químicos del agua.
Además, la biotecnología ofrece alternativas para la producción de energía limpia y renovable que permite mejorar la eficiencia en su utilización, a la vez que valoriza residuos urbanos, forestales o subproductos de determinadas industrias, reduciendo su impacto ambiental. “La biotecnología nos aporta tecnologías eficaces para producir combustibles y productos de muy bajas emisiones”, comienza Javier Gil, director del Departamento de Biomasa del Centro Nacional de Energías Renovables (CENER).
El plástico es uno de los elementos que más anima los debates y las industrias tratan de deshacerse de él. Las aplicaciones de la biotecnología promueven el consumo y la producción responsables. Los productos de origen biológico se reutilizan, reciclan, convierten en energía o bien se pueden compostar, contribuyendo así a una economía circular.