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Toda empresa debe cumplir con una serie de normas de seguridad que dependen, en cierto modo, del sector al que pertenece y del tipo de producto/servicio que brinda a su público. Entran en juego otros muchos aspectos, pero todo negocio al final debe familiarizarse con las siglas UNE e ISO.
Las empresas del sector químico, por ejemplo, deben atenerse a numerosas reglas de lo más estrictas. Dada su naturaleza, sus trabajadores pueden estar expuestos a mayores riesgos por los materiales y el equipo con el que tratan. Y todo esto, a su vez, deriva también en una serie de productos que deben atenerse a ciertos criterios de seguridad y validez.
Hay una norma en concreto que implica a todas las empresas del sector químico, como también a otras en las que haya actividad de laboratorios de por medio: la ISO 17025. Vamos a ahondar en ella, como también en el impacto positivo que tiene la implantación de la ISO 17025 en una empresa. Sus consecuencias pueden ser enormemente positivas.
La ISO 17025 se centra en la gestión de la calidad en el ámbito de los laboratorios de calibración y ensayo. En todos esos centros en los que se hacen ensayos de productos la normativa tiene como objetivo garantizar que las instalaciones sean competentes a nivel técnico y, además, que gestionan la calidad de todos sus procedimientos para que los resultados obtenidos sean veraces.
Su responsable en territorio español es la ENAC (Entidad Nacional de Acreditación), que facilita incluso cuestionarios para que los laboratorios se autoevalúen y comprueben el grado de cumplimiento de dicha normativa, amén de para ver en qué aspectos mejorar de cara a una posible auditoría.
El primer y más importante punto a favor es que los laboratorios que cumplen con esta normativa cuentan con una acreditación oficial que indica que sus procesos, técnicas y herramientas dan pie a resultados totalmente válidos y veraces. Garantiza la fiabilidad de los resultados obtenidos.
Eso, para empezar, hace que el laboratorio sea mucho más competitivo, como, también, mejora su reputación hasta el punto de poder llegar a convertirse en un referente. Asimismo, obliga a las instalaciones a mejorar la formación de su personal y renovar su maquinaria en caso de ser necesario, lo que garantiza una mayor eficiencia, un entorno mucho más seguro y, como decíamos antes, una mayor competitividad.
No es solo una cuestión de indicar que el centro que cumple con la norma es bueno y que lo que brinda es un criterio totalmente válido. Va un poco más allá. Ayuda a todas las instalaciones y al personal a mejorar, a evolucionar e ir siempre a la vanguardia para poder ofrecer un mejor servicio y ser mucho más eficientes.
Claro está, es una normativa exigente, y amoldarse a su criterio puede ser complicado. Afortunadamente, cada vez es más fácil implantar la ISO 17026 en una empresa y disfrutar de los beneficios que brinda.