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El centro tecnológico Itene está desarrollando nuevos procesos de descontaminación de papel reciclado para posibilitar su uso en envases u otros productos destinados al contacto con alimentos.
Asimismo, cubrirá procesos optimizados de producción de celulosa bacteriana que permitan la introducción en el mercado de este biopolímero en sectores industriales como la industria papelera, la alimentaria, la cosmética y la droguería.
Estas investigaciones se llevan a cabo en el proyecto Valocel (2022-2023), que está financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) con fondos FEDER y que se centra en el desarrollo de nuevas tecnologías para producir y reciclar productos celulósicos.
La posible introducción durante el proceso de reciclado de sustancias no adecuadas para el contacto con alimentos que pueden suponer un riesgo para la salud humana podría limitar en el futuro el empleo de materiales celulósicos reciclados en determinadas aplicaciones si no se logra la eliminación de ciertos contaminantes. Para garantizar la seguridad y el cumplimiento legislativo, César Aliaga, responsable de la Unidad de Envases y Economía Circular de Itene y jefe del proyecto Valocel, ha detallado que “se desarrollarán técnicas que permitirán eliminar contaminantes de pastas papeleras -como los aceites minerales Mosh y Moah. Esto permitirá obtener una fibra reciclada de alta calidad y alineada con los requisitos tanto actuales como futuros para aplicaciones de alto valor como envases", ha detallado. Además, se minimizará la presencia de contaminantes en pastas papeleras destinadas a otros sectores o aplicaciones.
Asimismo, una segunda línea tecnológica se enfocará en dar respuesta a la demanda de materiales con excelentes propiedades mecánicas, bajo coste y sostenibles. Para ello, se mejorarán procesos de producción de celulosa bacteriana, un biopolímero natural que puede emplearse para obtener materiales compuestos con propiedades mejoradas y cuya obtención implica un mínimo impacto ambiental. Para ello, César Aliaga ha explicado que “se optimizará un proceso de hidrólisis de residuos orgánicos para la generación de azúcares de segunda generación que se podrán utilizar para el crecimiento mejorado de cepas microbianas productoras de celulosa bacteriana”.
El proceso de producción de esta materia prima, que podrá ser empleada en sectores como puede la industria papelera, la alimentaria, la cosmética y la droguería, contribuirá a la economía circular a través de la valorización de residuos orgánicos, además de permitir una reducción de costes de este proceso productivo gracias a la utilización de caldos de fermentación más económicos que el medio de cultivo comercial.