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El sector forestal debería ser uno de los motores del desarrollo económico y sociolaboral del medio rural en un país en el que la superficie forestal representa más del 55 % de superficie, casi un 30 % de la cual es arbolada, aseguran desde el Instituto de la Ingeniería de España, IIE.
La biomasa es la fuente de energía autóctona más importante en Europa desde 2016, por delante de los combustibles fósiles. La biomasa, como recurso energético, y los aprovechamientos forestales de la industria del sector de transformación constituyen dos agentes dinamizadores de la economía rural con claras ventajas complementarias en los procesos de descarbonización, del cumplimiento de objetivos de economía circular y, sobre todo, en la defensa contra los incendios forestales y el fortalecimiento de nuestros bosques, afirma Miguel Soriano, vocal del Comité de Asuntos Rurales del Instituto de Ingeniería de España, quien añade que “en un país como el nuestro, con un marcado carácter forestal en gran parte de su territorio, coincidente con áreas rurales, el aprovechamiento de los recursos maderables para biomasa como fuente energética puede contribuir a fomentar el desarrollo de una economía rural con claras ventajas complementarias en los procesos de descarbonización, del cumplimiento de objetivos de economía circular y, sobre todo, en la defensa contra las incendios forestales y el fortalecimiento de nuestros bosques”.
Cada año, la biomasa forestal aumenta en 46 millones de m3, de los que España solo aprovecha un 40 %, por debajo de la media europea (61 %). Su aprovechamiento por medio de la gestión forestal sostenible reduce el riesgo y la virulencia de los incendios forestales y proporciona una fuente de energía soberana. Además, si se centran los esfuerzos en los próximos años, tal y como recomiendan los expertos, la biomasa podría aumentar en 12 millones de m3 de forma anual, sosteniblemente, gracias al gigantesco stock de madera, lo que implicaría la creación de 12.000 puestos de empleo y la sustitución equivalente de 25 millones de barriles de petróleo y 9 millones de CO2 no emitidas, apuntan también desde el IIE.