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El proyecto Life Superbiodiesel, llevado a cabo de forma colaborativa por Cepsa y AIJU (Instituto Tecnológico del Producto Infantil y del Ocio), en el que participan otras compañías e instituciones como Organovac, IMDEA Energía, el Centro Tecnológico del Calzado (INESCOP), la Universidad de Murcia y el Instituto de Tecnología Química, ha recibido el sello Key Innovator del programa Innovation Radar de la Comisión Europea.
Mediante el proyecto, las organizaciones pretenden producir biodiésel avanzado a partir de grasas de vacuno, que hasta ahora eran consideradas residuos. En esta colaboración, AIJU actúa como coordinador del proyecto, mientras que Cepsa se encarga del proceso de validación del producto final. Con Life Superbiodesel se busca dar un segundo uso a este material, fomentando la economía circular, y destinándolo a producir biocombustibles de segunda generación, que pueden reducir las emisiones de CO2 hasta en un 90 % respecto a los combustibles fósiles.
Con el reconocimiento Key Innovator, la Unión Europea ha destacado el fomento de la economía circular que supone esta iniciativa. Concretamente, ha puesto en valor su capacidad de demostrar que es posible implantar un proceso en el que la glicerina, que se obtiene a partir de las grasas animales y que suele ser subproducto, se consiga revalorizar al introducirse dentro de la fórmula del producto final.
El escalado de la planta piloto con la que se producirá este tipo de biocombustible de segunda generación se está llevando a cabo en Lorca (Murcia). El objetivo es lograr para 2023 una producción de cinco toneladas al año de dos tipos de combustible: en primer lugar, biodiésel con glicerol como subproducto y, en segundo lugar, biodiésel avanzado con glicerol con una importante minimización de subproductos no deseados. De esta forma, el proceso de fabricación conseguiría minimizar su impacto medioambiental, ya que mediante la aplicación de esta tecnología se podría reducir hasta en un 35 % la huella de carbono en comparación con la producción convencional de biodiésel. Asimismo, se produciría una reducción de, al menos, un 96 % en el consumo de agua, utilizando el proceso enzimático desarrollado. A esto, además, se sumaría una mejora de la calidad del biocombustible producido cuando se incorporan los derivados del glicerol.