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Organizaciones sociales y ecologistas, entre las que se encuentra Greenpeace, han enviado una carta dirigida a Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas; a Simon Stiell, secretario ejecutivo del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y a todos los gobiernos que participan en la CMNUCC en protesta por el nombramiento del sultán Al Jaber como presidente de la COP28.
El sultán y director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC) ha sido nombrado para dirigir la próxima ronda de negociaciones mundiales sobre el clima, organizada por los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Más de 450 organizaciones de jóvenes, mujeres, sindicatos y por la justicia climática denuncian en su carta que este nombramiento representa “una amenaza a la legitimidad y a la eficacia de la COP28: si tenemos alguna esperanza de abordar la crisis climática, todas las COP deben estar lejos de la influencia que pueda ejercer la industria de los combustibles fósiles”, denuncian.
ADNOC es el 12º productor mundial de petróleo. Ocupa el lugar número 14 en la lista de empresas responsables de un tercio de las emisiones de carbono. ADNOC también ocupa el puesto número 2 en un análisis global de los planes de expansión de petróleo y gas de las empresas de combustibles fósiles, lo que la convierte en una de las empresas de combustibles fósiles con más planes de crecimiento, con la construcción de nuevos yacimientos y pozos. “Estos planes son totalmente incompatibles con las declaraciones de la Agencia Internacional de la Energía, que deja claro que no puede haber nuevas explotaciones de petróleo y gas si realmente se quiere limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados”, aseguran desde Greenpeace.
Según estas organizaciones, el nombramiento de este ejecutivo del sector de los combustibles fósiles para supervisar la respuesta mundial al cambio climático no es ni mucho menos un motivo de celebración, ya que este sector tiene beneficios récord mientras alimenta la crisis climática. “Que este hecho pueda considerarse beneficioso para la COP, en medio de una crisis climática cada vez más grave, en la que millones de vidas y ecosistemas están en peligro, es un ejemplo de cuánta influencia siguen teniendo los grandes contaminadores sobre la política climática”, denuncian, y añaden: “También apunta a un problema más profundo, que los intereses de los combustibles fósiles han invadido el CMNUCC y amenazan su legitimidad”.