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La reforma del mercado eléctrico, el apoyo a los sectores gasintensivos, un plan de apoyo a la inversión industrial en España y la UE, y la captura, almacenamiento y uso de CO2 como materia prima. Estos serían los cuatro retos y prioridades que tiene que afrontar el sector químico español en 2023 para intentar dar respuesta a la situación actual, ante un ejercicio marcado por un desplome de la producción, especialmente en química básica.
Así lo ha expresado la presidenta de Feique, Teresa Rasero, en la presentación de los resultados del pasado ejercicio 2022 y el análisis de situación de la industria química española en el momento actual.
Según Rasero, el sector químico español cerró el ejercicio 2022 con un incremento de la cifra de negocios del 16,3 %, hasta los 89.866 millones de euros, por el efecto de los precios. Sin embargo, la producción apenas creció un 0,9 % respecto a 2021, un desplome iniciado en el segundo semestre del año debido, fundamentalmente, al impacto permanente de los altos costes energéticos y la invasión de Ucrania, a pesar de que el año arrancó con la misma tendencia de crecimiento con la que se cerró 2021.
De esta forma, los precios de venta de los productos químicos continuaron en 2022 la senda de 2021, cerrando el año con un crecimiento del 18,6 % de media. Los altos costes del gas y la electricidad fueron la causa principal de este comportamiento, ya que en la química básica crecieron un 31 %, y en las actividades menos intensivas en energía, como la farmaquímica, solo el 2,2 %.
De esta forma, al contrario que en ejercicios anteriores, el comportamiento no fue homogéneo en todos los subsectores que integra esta industria. Así, la química de la salud y la química de consumo directo (productos de limpieza, perfumería) crecieron entre el 10% y el 6%, pero la química básica, sin embargo, experimentó una caída de 11,2 puntos.
Tal y como destacó Rasero, es precisamente en la química básica donde reside la gran preocupación del sector. Esta es la que concentra mayores necesidades energéticas y, por lo tanto, la más afectada por los altos precios. Si bien mantuvo hasta marzo de 2022 un crecimiento productivo positivo, sosteniendo la actividad de manera relativamente sólida hasta mediados de año, a partir del segundo semestre empezó a experimentar reducciones de carga en las plantas y paradas intermitentes en múltiples instalaciones.
En este sentido, Teresa Rasero ha señalado: “No producimos más, sino que, lamentablemente, tenemos que producir más caro. En el caso de la química básica, ni siquiera somos capaces de trasladar el incremento de los costes energéticos. Piensen tan solo que, en 2022, el precio medio de la electricidad pasó de 112 a 168 €/MWh, y el precio del gas se multiplicó casi por 3, pasando de 46 a 134 €/MWh”.
Partiendo de esta situación, el sector químico español presenta en 2023 múltiples retos, tanto en el contexto nacional como europeo, en los que seguirá trabajando con las autoridades competentes. Los principales retos se centran en estos momentos en cuatro ámbitos: la reforma del mercado eléctrico, imprescindible para garantizar precios competitivos y predecibles a largo plazo; el apoyo a los sectores gasintensivos con un mayor volumen de ayudas directas a las empresas en función de su consumo; un Green Deal Industrial Plan más ambicioso para una industria europea más competitiva, y el impulso de España a las tecnologías de captura, almacenamiento y uso de CO2, imprescindible para alcanzar los objetivos de neutralidad climática en 2050.
Por lo que respecta al mundo laboral el sector registró un crecimiento del 12,1 % en su número de asalariados directos en 2022 (media del año), alcanzando la cifra de 234.200 de media anual. Dos tercios de estos nuevos 25.000 empleos se produjeron en el área farma y el tercio restante en química No obstante, es destacable el retroceso del tercer y cuarto trimestre, respecto a las cifras registradas en los dos primeros, en sintonía con la caída de la producción a partir de junio.
En total, contabilizando el empleo indirecto e inducido, la química generó casi 800.000 puestos de trabajo en 2022, es decir, el 4,6 % de la población activa ocupada de España, teniendo en cuenta que esta industria genera 2,4 empleos indirectos e inducidos por cada empleo directo.
En cuanto los mercados internacionales, en 2022 la cifra de negocios del sector químico español en el exterior creció un 29,2 % hasta los 63.626 millones euros, a pesar de que se exportó un menor volumen de producto que en 2021. Este comportamiento ha llevado al sector a liderar el ranking exportador español por segundo año consecutivo, siendo hoy el primer exportador de la economía: el 19,5% de las exportaciones industriales son realizadas por el sector químico, seguido por la automoción y el sector alimentario. En cuanto al consumo interno de productos químicos, volvió a acelerarse -nuevamente por el efecto precios- hasta casi 2.000 euros (1.967 euros) por habitante y año.