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A lo largo de las últimas décadas hemos sido testigos de variaciones climáticas significativas como consecuencia del desarrollo industrial y del crecimiento demográfico, origen de desafíos globales como el calentamiento global, la contaminación ambiental o la sobreexplotación de recursos.
Con el objetivo de concienciar y sensibilizar sobre la importancia e influencia que el clima tiene en nuestras vidas se estableció el 26 de marzo como el Día Mundial del Clima, declarado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en 1992.
La fotografía que observamos en la actualidad refleja la necesidad de acciones urgentes para responder a la emergencia climática. En este sentido destaca la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que establece una serie de metas globales con una visión integral, universal y transformadora. La humanidad se encuentra en un momento crítico para su futuro en el que impera la necesidad de impulsar modelos económicos más sostenibles y que permitan responder a los desafíos sociales y medioambientales. Retos ante los que la biotecnología está ofreciendo importantes soluciones.
La industria biotecnológica trabaja para lograr una mayor protección de las sociedades frente a las condiciones climáticas adversas a través del desarrollo de vacunas y/o tratamientos frente a enfermedades infecciosas, por ejemplo. La biotecnología contribuye además a mitigar los efectos del cambio climático a través de la sustitución de combustibles y materiales de origen fósil por otros de base biológica como biocombustibles sostenibles; el uso sostenible y eficiente de las tierras de cultivo; responde a los retos que plantea la alimentación en un contexto de aumento demográfico y escasez de materias primas; permite la gestión sostenible del agua y desarrolla soluciones que permiten preservar los ecosistemas marinos. Con motivo de la celebración del referido Día Mundial del Clima, desde Asebio ahondamos en algunas de las soluciones innovadoras que las compañías biotecnológicas están desarrollando e implementando con el objetivo de mejorar la sostenibilidad del planeta.
Crecimiento constante de la población y alimentación: el valor de las NGTs
En la actualidad, alrededor de 8.000 millones de personas habitan el planeta. La FAO prevé que en el año 2050 la cifra se situará cerca de los 10.000 millones de personas. Nos enfrentamos a una situación de crecimiento demográfico que, de mantenerse las previsiones, requerirá un aumento de la producción de alimentos del 50% en la misma superficie agrícola de la que disponemos actualmente.
La estrategia de la Comisión Europea, el Pacto Verde, que tiene como objetivo ser el primer continente neutro en carbono para el año 2050, y sus estrategias como “de la granja a la mesa” indican claramente la necesidad de innovación en el sistema de producción de alimentos y el papel de la biotecnología es fundamental para alcanzar los objetivos.
“Si queremos asegurar alimentos para toda la población y a la vez mitigar los impactos del cambio climático necesitamos innovación y tecnología. Es la única vía para aportar soluciones a este gran desafío”, explica Richard Borreani, Public Affairs, Science & Sustainability Iberia de Bayer Crop Science.
“La ingeniería genética, por ejemplo, nos permite en la actualidad trabajar con semillas y nuevas variedades de cultivos más productivas, más resistentes a plagas y enfermedades, así como a periodos de sequía o temperaturas extremas. Además, estas semillas en combinación con herramientas digitales permiten reducir la huella de carbono necesitando menos pases de maquinaria”. Más allá de la ingeniería genética, las soluciones biotecnológicas en bioestimulantes y biofertilizantes, “permiten mitigar los efectos del cambio climático, aprovechando mejor los nutrientes y permitiendo un aumento de materia orgánica del suelo gracias a ciertos microorganismos del suelo”.
En las dos últimas décadas, la biotecnología de las plantas ha evolucionado de manera muy importante dejando obsoleta la directiva europea que regula los organismos genéticamente modificados. “Nuevas técnicas como la mutagénesis dirigida o la cisgénesis permiten obtener plantas con los rasgos deseados de manera más rápida y precisa. Estas técnicas, llamadas Nuevas Técnicas Genómicas (NGT), como CRISPR, abren numerosas posibilidades para aportar soluciones al gran desafío de alimentar una población en constante crecimiento y mitigar los efectos del cambio climático”, defiende.
Al contrario de las plantas transgénicas en las cuales se introducen un gen de otro origen para aportar la característica deseada, las plantas obtenidas con NGT se desarrollan con edición genómica, es decir, “se edita la cadena de ADN de la planta para inducir cambios en los genomas de las plantas sin insertar material genético de otra especie y el resultado es una planta que se podría haber obtenido a través de mejora convencional o de forma espontánea en la propia naturaleza”, matiza Borreani.
“Las aplicaciones de las Nuevas Técnicas Genómicas en la agricultura crean muchas oportunidades para desarrollar productos que son esenciales para adaptarse al cambio climático, reducir la dependencia de recursos limitados, reducir los insumos, mejorar la biodiversidad y que pueden contribuir en gran medida a alcanzar los objetivos mundiales y europeos de sostenibilidad”, concluye.
La búsqueda de nuevas fuentes de alimentación
La demanda de proteínas de consumo humano aumentará en un 50% en los próximos años, y la necesidad de piensos para animales se duplicará en solo unas décadas. Un desafío ante el que Protiberia contribuye a revolucionar la industria alimentaria con una proteína sostenible y saludable, capaz de alimentar a una población humana y animal en aumento: el Tenebrio molitor.
Comúnmente conocido como el gusano de la harina, ha sido objeto de interés creciente en la industria de la biotecnología alimentaria debido a varias razones. Tal y como explica su CEO, Ana Isabel González, “el Tenebrio molitor es una excelente fuente de proteínas de alta calidad. Su contenido proteico puede llegar a ser tan alto como el 60-70% de su peso seco, lo que lo convierte en una fuente prometedora de proteínas tanto para la alimentación humana como animal”.
González destaca que los insectos, incluido este gusano, “tienden a ser muy eficientes en la conversión de alimentos en proteínas. Comparados con animales de granja tradicionales, requieren menos recursos como agua y alimento para producir la misma cantidad de proteína, lo que los hace más sostenibles desde el punto de vista ambiental”. Las proteínas derivadas del Tenebrio molitor pueden ser utilizadas en una amplia gama de aplicaciones, tanto en la alimentación humana como animal. “Pueden ser procesadas en forma de harina de insecto para la elaboración de productos horneados, barras energéticas, snacks, e incluso como suplementos proteicos en productos alimenticios. También pueden utilizarse en la formulación de piensos para animales de granja, mejorando su valor nutricional”.
La CEO de Protiberia concluye enfatizando en la sostenibilidad de la cría de insectos, especialmente del Tenebrio molitor: “Suele requerir menos tierra y agua en comparación con la ganadería tradicional. Además, emiten menos gases de efecto invernadero y generan menos residuos contaminantes, lo que los convierte en una opción más sostenible para la producción de proteínas”.
Revalorización de subproductos de la industria alimentaria, aliado de la sostenibilidad
Nos encontramos en un contexto de alta demanda de alimentos más sostenibles y nutritivos, como consecuencia de un modelo industrial altamente contaminante y con elevado impacto negativo en el medioambiente. La biotecnología permite la revalorización de subproductos de la industria alimentaria para la obtención de productos de alto valor.
La revalorización de subproductos de la industria agroalimentaria ofrece ventajas tanto ambientales como económicas, al tiempo que impulsa la innovación y mejora la reputación de las empresas que la implementan.