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En los últimos años se están produciendo más incendios, que se desarrollan más rápido y que son más intensos y devastadores, tanto en la edificación como en el entorno forestal.
Su virulencia y desarrollo están provocados por diferentes factores: mal uso en las recargas de baterías de ión litio de los aparatos eléctricos; materiales de construcción pensados para la sostenibilidad pero que no tienen en cuenta la seguridad contra incendios; y pequeñas instalaciones eléctricas que no contemplan los riesgos inherentes. En el entorno forestal, afectan el cambio climático, el aumento de las temperaturas, y el abandono rural. Todos estos factores inciden en la mayor malignidad actual de los incendios.
La mayor tragedia que producen los incendios son los 235 muertos anuales (Estudio APTB-MAPFRE 2022); las pérdidas económicas (600 millones de euros, Informe Fuego de UNESPA 2021); la contaminación atmosférica, hídrica y de los suelos que nunca se tienen en cuenta; la pérdida de puestos de trabajo por destrucción de bienes de producción; y los daños psicológicos de las personas afectadas.
Este aumento del riesgo de incendio ha provocado que los especialistas en seguridad contra incendios de Tecnifuego se pronuncien sobre el tema y emitan un Posicionamiento para intentar concienciar a la sociedad y a las autoridades de que ante un nuevo paradigma de incendios, es necesario y urgente tomar las siguientes medidas básicas de protección contra incendios que refuerzan la seguridad:
Primero: solicitan la modificación de la legislación en España para que exija la instalación de detectores de incendio, conectados a un sistema de control, en todas las viviendas, tanto en el parque de nueva construcción como en el ya existente.
Segundo: vías de evacuación, dotadas de todos los medios técnicos necesarios para garantizar su eficacia como son, señalización correcta, puertas estancas al humo, instalaciones de sobrepresión y materiales o sistemas de construcción no combustibles.
Así mismo, los edificios que se encuentran en zonas de interfaz urbano forestal deben estar rodeados de entornos limpios y seguros, accesibles para evacuación, y a los servicios de emergencia.
Tercero: en función de las características de los edificios (altura, tipología de uso, existencia de vías de evacuación, así como de instalaciones de protección contra incendios, productos y sistemas constructivos) es necesario utilizar productos o sistemas de baja propagación o, preferentemente, no combustibles para determinadas aplicaciones y situaciones de forma que ralenticen la propagación del incendio y disminuya la emisión de sustancias tóxicas; todo ello sin afectar el resto de las características solicitadas al elemento (estructurales, de estanqueidad, decorativas, térmicas…), limitando aquellos productos/sistemas que puedan propagar el incendio a aquellos edificios no considerados de riesgo relevante. También debería dotarse de barreras que impidan la propagación de fuegos y humos de unos sectores a otros de los edificios, e incluso a edificios colindantes.
Generalmente, la retroactividad no está contemplada en la regulación. Sin embargo, en algunos casos, esta debe ser considerada puesto que la altura, soluciones constructivas o los accesos podrían imposibilitar una evacuación segura. Entendemos que deberían catalogarse los edificios con riesgo especial.
Todos y cada uno de los elementos de protección contra incendios son básicos para la seguridad del edificio, por lo que se deberá exigir una cualificación profesional adecuada a todos los instaladores y mantenedores.
Es conveniente recordar que las normas siempre son de mínimos y su aplicación no garantiza la protección contra incendios, Tecnifuego debe ir a máximos en línea con su objetivo Victimas Cero.