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La Universidad Politécnica de Cartagena ha acogido este viernes el primer foro dedicado a la captura y almacenamiento de carbono, CCS ( de las siglas en ingles carbon capture & storage) en España.
Un espacio de intercambio de conocimiento y experiencia entre los distintos actores de la industria que permitirá sentar las bases para un desarrollo sólido de esta tecnología en España.
La jornada ha contado con un nutrido grupo de expertos, académicos y representantes de la industria para debatir sobre el papel esencial de la CCS en la transición energética y en la lucha contra el cambio climático. Aspectos como avanzar en la creación de una estrategia sólida que permita a España posicionarse como líder en la captura y almacenamiento de carbono, así como contribuir a los objetivos de sostenibilidad y descarbonización, han sido algunas de las líneas argumentales y debates que han tenido lugar durante el día.
La captura, almacenamiento y transporte de carbono es una tecnología que busca reducir la cantidad de dióxido de carbono liberado a la atmósfera mediante la separación del CO₂ de los gases emitidos por fuentes industriales, como plantas de energía, fábricas de cemento y acero. Una vez capturado, el CO₂ se transporta a instalaciones de almacenamiento mediante gaseoductos, barcos o camiones, para ser depositado en formaciones geológicas profundas, evitando que llegue a la atmósfera.
Esta tecnología permite la descarbonización de sectores industriales difíciles de electrificar o descarbonizar directamente, sirviendo de complemento indispensable para la transición hacia un sistema energético bajo en carbono, junto con las renovables y la eficiencia energética. Se calcula que el desarrollo de esta industria creará más de 70.000 empleos y aportará 7.000 millones de euros de valor añadido para la economía española en los próximos años, motivo por el cual “hace falta un marco regulatorio estable e incentivos públicos para que este tipo de proyectos puedan desplegarse con certidumbre”, comenta Marco Carrasco de Carboncause.
Durante el CCS Forum Spain 2024, los principales expertos de la industria han abordado los desafíos y las oportunidades que enfrenta la implementación de la CCS en España. “La necesidad de desarrollar infraestructura específica, el diseño de políticas energéticas de apoyo y el fomento de innovaciones tecnológicas que reduzcan los costes y mejoren la eficiencia de la CCS en el contexto español, destacan como las tres principales urgencias del sector en materia de desarrollo”, afirma Dominic Rasool, senior client Engagement Lead de Global CCS Institute.
Y es que, las energías renovables representan un avance importante en materia de sostenibilidad, pero insuficiente para cumplir los objetivos climáticos. La captura y almacenamiento de carbono ofrece una solución complementaria al capturar el CO₂ que no puede ser reutilizado, almacenándolo de forma segura en el subsuelo, ya sea en terrenos onshore u offshore. Una tecnología crucial y alineada con las metas de la Comisión Europea, el Acuerdo de París y la Agenda 2030.
Como reconoce la Unión Europea en la Ley Europea del Clima, así como los principales organismos internacionales de energía en sus previsiones, una parte relevante de las emisiones industriales en España, hasta dos tercios del total, según el Inventario de Emisiones GEI, no se pueden mitigar con ninguna otra tecnología. La CCS se presenta, por lo tanto, como una herramienta estratégica en la reducción de emisiones en sintonía con los objetivos climáticos nacionales e internacionales. En la UE necesitaremos capturar 50 millones de toneladas de CO₂ al año en 2030 y 450 en 2050, lo que se situará en el entorno del 15% de las emisiones totales de la UE, según lados datos de 2023.
Una de las ponencias destacadas ha sido la presentación de buenas prácticas en países más avanzados en la adopción de la CCS como Noruega, modelo de referencia por su éxito en la puesta en marcha de esta tecnología, demostrando que la CCS puede integrarse de manera eficaz en el ámbito nacional. Otros países de nuestro entorno como Austria, Bélgica, Francia, Dinamarca, Países Bajos o Suecia también cuentan con una hoja de ruta clara en este sentido y cuentan con ayudas para el desarrollo de proyectos relacionados con la captura y almacenamiento de carbono.
España cuenta con una tecnología madura y grandes ventajas desde el punto de vista logístico; sin embargo, resulta imprescindible un marco normativo favorable e incentivos públicos para que estos proyectos puedan desplegarse con certidumbre.
La colaboración activa entre los sectores público y privado resulta vital para la expansión de esta tecnología, superando las barreras que actualmente limitan a la captura y almacenamiento de carbono como una herramienta accesible y segura para la descarbonización.