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La industria española afronta el nuevo año con perspectivas positivas para los sectores químico y siderúrgico, dando prioridad a la descarbonización y al precio de la electricidad, ambos como principales reclamos.
La Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique) estima mantener un buen ritmo de crecimiento productivo, del 3,2% siempre y cuando continúe el recorte de los tipos de intereses y se impulse el consumo de bienes duraderos.
Además, se espera que estas variables se sumen a la progresión de la construcción y automoción, dos sectores que ejercer un gran efecto sobre esta industria al ser altamente demandantes de productos químicos.
En cuanto a la cifra de negocio, crecerá un 4.2% las ventas de productos químicos, superando por primera vez los 90.000 millones de euros. Esto permitirá recuperarse por completo el retroceso experimentado en 2023 por el ajuste de precios. También se creará un 3% más de empleo. Cabe mencionar que son puestos de trabajo de alta calidad, cualificados, estables y de alta remuneración.
Para la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), el 2025 será un año de transición para la industria. Estará marcado por un inicio moderado, pero con perspectiva de mejora a partir del segundo semestre. Y es que, las incertidumbres macroeconómicas que arrastra el sector de este año, junto a los costes energéticos – que seguirá siendo uno de los mayores riesgos para la industria y limitará la competitividad de las fábricas - condicionarán la demanda de producto en los primeros meses.
Cabe mencionar que Unesid aglutina a un total de 46 empresas que dan empleo a 60.000 personas y facturan más de 14.000 millones de euros anuales.
Hay dos asuntos que preocupan a la industria española. Por un lado, el precio de la electricidad. Este sigue siendo un freno para la competitividad de los negocios, aunque Feique apunta que todavía hay margen para conseguir un precio final anual de la electricidad competitivo en la banda de los 40 euros/Mwh; y por otro, la descarbonización completa de los sectores.
En el caso de la federación química, se trata de una de sus prioridades para continuar siendo competitiva en el nuevo escenario global. Este proceso debe llevarse a cabo antes de 2050. Para ello, se destinarán 75.000 millones en los próximos 25 años.
En noviembre, ArcelorMittal anunció que paralizaba sus inversiones en Europa para producir acero a basa de hidrógeno verde. Este freno afectó en la descarbonización de la acería que el grupo tiene en Gijón (Asturias). El motivo de suspender los planes de inversión se debe a que las políticas europeas, el entorno energético y de mercado no han evolucionado en una dirección favorable, según la compañía. Por ello, quiere esperar a la revisión del CBAM -mecanismo por el que se ajustan los costes de los productos extracomunitarios que emitan CO₂ al entrar en Europa -, que tendrá lugar en 2025.
A nivel empresarial, el próximo año la opa de Ercros será el punto que acaparé todas las miradas. La italiana Esseco y la portuguesa Bondalti quieren hacerse con la totalidad del capital de la compañía de químicos. Ambas ya cuentan con el sí del Gobierno y ahora les falta la luz verde tanto de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En 2025 se prevé conocer quién será el comprador definitivo.
También queda pendiente para el próximo ejercicio qué inversor español con vocación industrial será el que entre en el capital de Celsa, con un 20% de las acciones. Para ello, la compañía ha contratado a Grant Thornton, como asesor financiero para determinar el valor razonable del mercado de la operación, y a Citigroup, como asesor de la colocación privada. Cabe mencionar que en principio no puede ser un fondo de inversión.