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Bajo el lema "Ideas para la circularidad de residuos industriales", una treintena de expertos del sector industrial, veteranos profesionales de la industria química y estudiantes han participado recientemente en Bilbao en la primera edición del Hackathon organizado por AVEQ-KIMIKA.
El objetivo del evento ha sido generar ideas disruptivas que permitan reducir, reciclar y reutilizar residuos que, en muchas ocasiones, terminan en un vertedero.
La jornada, celebrada en el Basque Circular Hub (Bilbao) y organizada por la Asociación Vasca de Empresas Químicas (AVEQ-KIMIKA) en colaboración con la start-up Syna Company, utilizó el formato hackathon, un evento colaborativo donde personas con diferentes perfiles profesionales, conocimientos y experiencias del sector químico se reunieron para ofrecer ideas innovadoras en torno a la circularidad de residuos industriales.
Según el secretario general de AVEQ-KIMIKA, Luis Blanco-Urgoiti, “hemos querido abrir una puerta a las nuevas ideas para que ayuden a las empresas del sector a avanzar en sus estrategias de circularidad. Este enfoque no solo fomenta la innovación, sino que también refuerza la competitividad de nuestras industrias, que necesitan adaptarse a un futuro sostenible”. Asimismo, añadió que el hackathon “ha sido una herramienta para resolver problemas y también una oportunidad para conectar a personas de perfiles muy diferentes en torno a un objetivo común”.
En el evento participaron personal técnico de empresas del sector químico como Bahía de Bizkaia Gas, Bridgestone, Derivados del Flúor, Graphenea, Hervel Electroquímica, Sader, Montero FYE, Synthomer Asua y Spanset, junto al alumnado de la Facultad de Ingeniería Química y del Máster en Economía Circular de la UPV/EHU, además de investigadores de Tecnalia Research & Innovation.
Durante la jornada, los participantes trabajaron en equipo para abordar cuatro casos prácticos propuestos por empresas químicas y centrados en residuos complejos. Entre ellos se incluyeron los residuos sólidos de filtración de azufre, que podrían usarse como fertilizantes; los lodos generados en la producción de dióxido de manganeso, con potencial para la recuperación de metales o su uso en construcción; los lodos de limpieza de reactores de polimerización, que podrían ser aprovechados como fuente de energía; y los desechos de caucho vulcanizado, con posibles aplicaciones en asfaltos o materiales antivibratorios.
Tras una intensa jornada de trabajo colaborativo, los equipos presentaron propuestas que serán evaluadas por las empresas participantes para determinar su viabilidad y posible aplicación en procesos futuros.
Los participantes coincidieron en destacar el hackaton como una forma de fomentar el pensamiento innovador y abrir nuevas vías para abordar problemas complejos, y donde se trataron implementaciones tecnológicas e innovación en los procesos.
En su día a día, muchas empresas están más centradas en cómo gestionar los residuos que en no generarlos. “El hackathon nos ha servido para salir de nuestra rutina y dedicarle más tiempo a pensar de manera diferente y compartida nuevos escenarios que puedan abrir nuevas oportunidades en el ámbito de la circularidad”, afirmaban desde las empresas participantes.
Por su parte, los jóvenes estudiantes tuvieron la oportunidad de compartir situaciones y casos reales con técnicos y veteranos de la industria química. “Ha sido un espacio para aprender y aportar, dándonos cuenta del impacto positivo que pueden tener nuestras ideas para lograr una industria más verde”.
Los resultados obtenidos en esta primera edición han generado un balance positivo entre los organizadores y las empresas participantes, quienes ven en este formato una herramienta eficaz para impulsar la innovación y la sostenibilidad en el sector. Según Blanco-Urgoiti, “el éxito de este primer hackathon nos anima a seguir proponiendo nuevos retos y a fomentar este tipo de dinámicas colaborativas. La innovación no es solo una ventaja competitiva, es una responsabilidad. Estamos orgullosos de que este sector lidere iniciativas que combinan sostenibilidad, economía circular y un firme compromiso con el medio ambiente”.
“Nos llevamos algunas ideas muy interesantes”, afirmaron desde las empresas químicas vascas. “Ahora toca el proceso de maduración, análisis y viabilidad para ver las posibilidades reales de que puedan ser implementadas”.
De cara al futuro, la organización planea seguir trabajando para inspirar a nuevas empresas a sumarse a próximas ediciones, donde, además de retos de circularidad, se extenderá el enfoque a otros aspectos clave para la industria química. En palabras Blanco-Urgoiti, “con eventos como este no solo fomentamos soluciones concretas, sino que también contribuimos a construir una industria más consciente de su impacto y mejor preparada para afrontar los retos del futuro”.