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Un nuevo informe identifica importantes beneficios del almacenamiento de energía térmica del calor de procesos industriales limpios, las redes eléctricas y la producción de energía renovable en España.
La tecnología es capaz de proporcionar ahorros mensuales de entre el 30% y el 150%, dependiendo de la región, en comparación con el calor de proceso tradicional. El almacenamiento de energía térmica es una tecnología que utiliza electricidad renovable convertida y almacenada a una temperatura de hasta 1300 °C, esto la hace especialmente adecuada para industrias como la cerámica, la química y la alimentaria y de bebidas. El informe ha sido publicado por Kraftblock, fabricante referente mundial de almacenamiento de energía térmica, y la consultora de tecnologías limpias, DWR eco.
El calor industrial representa más de dos tercios de la demanda energética del sector, que depende principalmente de combustibles fósiles, y es responsable del 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con la energía en Europa.
La transición hacia fuentes renovables para la generación de calor ha planteado retos significativos, tanto técnicos como económicos. En este contexto, el informe identifica el almacenamiento de energía térmica como una solución madura, escalable y rentable que no solo facilita la descarbonización, sino que también alivia la presión sobre las redes eléctricas, contribuyendo a una transición energética más eficiente.
"El informe analiza los beneficios económicos del almacenamiento de energía térmica y su papel en la estabilización de redes eléctricas en distintos mercados. También destaca que el almacenamiento térmico es la solución más rentable y hasta dos veces más eficiente que el hidrógeno para descarbonizar el calor de alta temperatura", afirma Martin Schichtel, CEO y cofundador de Kraftblock. "En España, por ejemplo, las industrias podrían reducir hasta un 70 % sus costes energéticos". Al aprovechar el almacenamiento para trasladar la energía de periodos de precios bajos o negativos a momentos de mayor demanda, las empresas pueden minimizar sus costes operativos. Esto permite a las industrias acceder al calor almacenado cuando lo necesitan, evitando picos de costes asociados a la volatilidad de los precios de la energía.
La rigidez del sistema energético actual representa un desafío significativo, limitando su eficiencia y obstaculizando el despliegue de energías renovables. Esta falta de flexibilidad incrementa los costes: en España, el coste de la congestión de la red supera actualmente los 2.000 millones de euros.
Además, el desajuste entre la oferta y la demanda de energía renovable genera precios volátiles y problemas de congestión, lo que resulta caro tanto para los consumidores como para los reguladores. El almacenamiento de energía térmica ofrece una solución efectiva a estos desafíos, proporcionando estabilidad a las redes, reduciendo costes y generando beneficios netos para todos los actores del mercado.
"La adopción generalizada del almacenamiento térmico de energía no es solo un avance tecnológico; es una necesidad para garantizar la sostenibilidad de los sistemas energéticos e industriales", afirma Susanne König, cofundadora de Kraftblock. "Los sistemas de almacenamiento térmico actúan como un puente entre la flexibilidad que requieren las redes eléctricas y las demandas específicas de las industrias. A medida que el panorama energético evolucione, la integración de esta tecnología será clave para construir un futuro más sostenible, eficiente y resiliente para todos los actores del mercado".
Con las tecnologías actuales, las tendencias del mercado y los incentivos regulatorios, el almacenamiento térmico de energía está llamado a desempeñar un papel crucial en la transición energética. Su relevancia seguirá creciendo en los próximos años, captando la atención de reguladores y líderes del sector como una solución imprescindible para alcanzar los objetivos climáticos y económicos.
