Empresas Premium
Boro, carbono, nitrógeno y oxígeno: estos cuatro elementos pueden formar triples enlaces químicos entre sí debido a sus propiedades electrónicas similares.
Ejemplos de ello son el gas monóxido de carbono, formado por un átomo de carbono y otro de oxígeno, o el gas nitrógeno de la atmósfera terrestre, con sus dos átomos de nitrógeno.
La química reconoce los enlaces triples entre todas las combinaciones posibles de los cuatro elementos, pero no entre el boro y el carbono. Esto es sorprendente, ya que desde hace mucho tiempo existen dobles enlaces estables entre el boro y el carbono. Además, se conocen muchas moléculas en las que existen triples enlaces entre dos átomos de carbono o entre dos átomos de boro.
Químicos de la Universidad Julius-Maximilians (JMU) de Wurzburgo, en Baviera (Alemania), han colmado esta laguna: un equipo dirigido por el profesor Holger Braunschweig, experto en boro, ha logrado sintetizar por primera vez una molécula con un triple enlace boro-carbono, la llamada borina, que existe como sólido anaranjado a temperatura ambiente. Los científicos caracterizaron la nueva molécula y también llevaron a cabo estudios iniciales de reactividad. Presentan los resultados en la revista Nature Synthesis.
En la nueva molécula, el átomo de boro se encuentra en una disposición lineal con átomos de carbono. "En combinación con el triple enlace, esta situación es de lo más incómoda para el boro y requiere condiciones muy especiales", explica el Dr. Rian Dewhurst, coautor del estudio. "Por eso se ha tardado tanto en sintetizar por primera vez un triple enlace de este tipo".
Lo que interesa a los químicos de Würzburg sobre la nueva molécula: "Los compuestos en los que los átomos individuales se sienten ´incómodos´ suelen mostrar una reactividad muy interesante", explica Maximilian Michel, el estudiante de doctorado que fabricó la molécula en el laboratorio.
Precisamente en esta reactividad se centra ahora el trabajo del equipo. En última instancia, esto podría dar lugar a herramientas innovadoras para la síntesis química. Los hallazgos también podrían ayudar a comprender mejor los enlaces y las estructuras químicas.
"Otro beneficio que a menudo se pasa por alto: La investigación básica como la nuestra inspira a otros investigadores a poner su empeño e imaginación en sintetizar compuestos que podrían parecer improbables", afirma Rian Dewhurst. "Los avances que cambian el mundo suelen surgir de este tipo de ideas locas". El teflón, por ejemplo, se descubrió durante una investigación destinada originalmente a desarrollar nuevos refrigerantes, mientras que el conocido producto superglue surgió por casualidad durante los intentos de producir plásticos transparentes.